domingo

Teoría de la conspiración



 “ Esta teoría, más primitiva que la mayoría de las diversas formas de teísmo, es comparable a la teoría de la sociedad de Homero. Este concebía el poder de los dioses de modo tal que todo lo que ocurría en la planicie situada frente a Troya era sólo un reflejo de diversas conspiraciones del Olimpo. La teoría conspiracional de la sociedad es justamente una variante de este teísmo, de una creencia en dioses cuyos caprichos y deseos lo gobiernan todo. Procede de la supresión de Dios, para luego preguntar: ¿Quién está en su lugar?. Su puesto lo ocupan entonces diversos hombres y grupos poderosos, tenebrosos grupos de presión, responsables de haber planeado la gran depresión y todos los males que sufrimos... El teórico de la conspiración creerá que es posible comprender del todo las instituciones como resultado de designios conscientes; y en cuanto a los colectivos, habitualmente les asigna un tipo de personalidad de grupo y los considera como agentes conspirativos, como si fueran personas.”


Karl Popper. Conjeturas y Refutaciones


[...] Brevemente describiré una teoría que es ampliamente sostenida pero que asume lo que yo considero lo opuesto del verdadero objetivo de las ciencias sociales; a esta teoría la llamo la teoría conspiratoria de la sociedad. Ésta es el punto de vista de que la explicación de un fenómeno social consiste en el descubrimiento de los hombres o grupos que están interesados en la ocurrencia de ese fenómeno (a veces es un interés oculto que primero debe ser revelado), y que han planeado y conspirado para precipitarlo. Desde luego que esta idea de los objetivos de las ciencias sociales surge de la teoría equivocada de que todo lo que pase en la sociedad (especialmente acontecimientos como la guerra, el desempleo, la pobreza o la carestía, que por lo común le desagradan a la gente) es el resultado de un designio directo de algunos individuos y grupos poderosos. Esta teoría es ampliamente sostenida; es incluso más antigua que el historicismo [1] (que, como se demuestra por su primitiva forma teísta, es un derivado de la teoría conspirativa). En su forma moderna, como el historicismo moderno, y una cierta actitud hacia las “leyes naturales”, es un resultado típico de la secularización de una superstición religiosa. La creencia en los dioses homéricos cuyas conspiraciones explican la historia de la guerra de Troya se ha ido. Los dioses han sido abandonados. Pero su lugar es ocupado por personas o grupos poderosos, siniestros grupos de presión cuya perversidad es responsable de todos los males que sufrimos, grupos tales como los Sabios de Sión, o los monopolistas, o los capitalistas, o los imperialistas.
No deseo implicar que las conspiraciones nunca pasan. Por el contrario, son fenómenos sociales típicos. Se vuelven importantes, por ejemplo, cuando la gente que cree en la teoría conspiratoria llega al poder. Y las personas que sinceramente creen que ellas son las que saben cómo hacer el Cielo en la Tierra son las más dadas a adoptar la teoría conspiratoria, y volverse involucradas en contra-conspiraciones contra conspiradores inexistentes, pues la única razón de su fracaso al producir su Paraíso es la malvada intención del Demonio, que tiene un interés personal en crear el Infierno.
Debe admitirse que las conspiraciones ocurren. Pero el hecho contundente que refuta la teoría conspiratoria es que a pesar de su ocurrencia, pocas de estas conspiraciones son finalmente exitosas. Los conspiradores rara vez consuman su conspiración.
¿Por qué es así? ¿Por qué los logros difieren tan ampliamente de las aspiraciones? Porque ése es usualmente el caso en la vida social, con o sin conspiraciones. La vida social no sólo es una prueba de fuerza entre grupos opositores: es su acción dentro de un marco más o menos resiliente o amalgamado de instituciones y tradiciones, y crea (aparte de cualquier oposición consciente) muchas reacciones imprevistas en ese marco, algunas de ellas incluso imprevisibles.
Tratar de analizar estas reacciones y preverlas hasta donde sea posible es, creo yo, la tarea principal de las ciencias sociales. Es la tarea de analizar las repercusiones sociales accidentales de acciones humanas intencionales, aquellas repercusiones cuya significación es negada tanto por la teoría conspiratoria como por el psicologismo [2], como se indicó antes. Una acción que procede precisamente de acuerdo a la intención no crea un problema para la ciencia social (excepto tal vez por qué en ese caso particular no ocurrieron repercusiones accidentales). Una de las acciones económicas más primitivas puede servir como ejemplo para hacer más clara la idea de las consecuencias no deseadas de nuestras acciones. Si un hombre desea comprar una casa urgentemente, podemos asumir con seguridad que no desea que el precio de mercado de las casas aumente. Pero el solo hecho de que aparece en el mercado como un comprador tenderá a aumentar los precios de mercado. Y lo análogo se sostiene para el vendedor. O para tomar un ejemplo de un campo muy diferente, si un hombre decide asegurar su vida, es poco probable que tenga la intención de motivar a otros para que inviertan su dinero en pólizas de seguros. Pero lo hará de todas formas. Aquí vemos claramente que no todas las consecuencias de nuestras acciones son intencionales, y consecuentemente, que la teoría conspiratoria de la sociedad no puede ser verdadera porque se reduce a la aserción de que todos los resultados, incluso aquellos que a primera vista no parecen ser buscados por nadie, son los resultados intencionales de las acciones de gente interesada en esos resultados.

 Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos.


"... pero a mí me preocupa lo siguiente: si  Dios no existe, ¿quién mantiene entonces el orden en la tierra y dirige la vida humana?

—El hombre mismo —dijo Desamparado con irritación, apresurándose a contestar una pregunta tanpoco clara.

—Perdone usted —dijo el desconocido suavemente- para dirigir algo es preciso contar con un futuro más o menos previsible; y dígame: ¿cómo podría estar este gobierno en manos del hombreque no sólo es incapaz de elaborar un plan para un plazo tan irrisorio como mil años, sino que n isiquiera está seguro de su propio día de mañana?—Y volviéndose a Berlioz— Figúrese, por ejemplo,que es usted el que va a disponer de sí mismo y de los demás, y que poco a poco le toma gusto;pero de pronto... resulta que usted... hum... tiene un sarcoma pulmonar...
Al decir esto el extranjero sonreía, como si la idea del sarcoma le complaciera extraordinariamente— pues sí, un sarcoma —repitió la palabra sonora, entornando los ojos como un gato—. ¡Y se acabó su capacidad degobierno! Todo lo que no sea su propia vida dejará de interesarle. La familia empieza a engañarle; y usted, dándose cuenta de que hay algo raro, se lanza a consultar con grandes médicos, luego con charlatanes y, a veces, incluso con videntes. Las tres medidas son absurdas, y usted lo sabe. El fin de todo esto es trágico: el que hace muy poco se sabía con el poder en las manos, se encuentra de pronto inmóvil en una caja de madera; y los que le rodean, conscientes de su inutilidad le quemanen un horno.
Y hay veces que lo que sucede es aún peor: un hombre se dispone a ir a Kislovodsk —el extranjero miró de reojo a Berlioz—  puede parecer una tontería, pero ni siquiera eso está en su smanos, porque repentinamente y sin saber por qué, resbala y le atropella un tranvía. No me dirá que ha sido él mismo quien lo ha dispuesto así. ¿No sería más lógico pensar que fue otro el que lo había previsto? —y se echó a reír con extraña expresión. "

Mijaíl Bulgákov. El Maestro y Margarita.   

Karl Popper
Mijaíl Bulgakov
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